Por Miguel Angel Soto
A vísperas del día de la independencia de Colombia,
propongo la siguiente bandera que refleja la verdadera historia del país,
cambios de orden y de proporción de los colores, que tienen diferentes
significados, pero en resumidas cuentas, en la mayoría de las escuelas se deducía
un solo concepto y gracias al espacio que ocupan los tonos en este símbolo patrio
se les da el respectivo valor.
Aproximadamente 200 años de color amarillo, ancho y brillante, que representa la riqueza del país, fortuna de pocos, desgracia de otros, pero es una realidad que se trata de subestimar, intentando mostrar un país equitativo, pero que en realidad el desequilibrio económico es uno de los más sobresalientes del mundo.
Los ríos, los mares, las lagunas, paramos y cualquier
otra forma de agua que representa el color azul, mantiene su misma proporción,
que aunque contaminada, es una realidad que estamos bañados de agua, si no que
lo digan los damnificados del invierno todos los años.
Por último, el color que siempre se trata de ocultar, el que simboliza
muertes y sangre de personas de la patria, seres humanos que sin importa a que ideología
política o religiosa sigan, brotan rojo escarlata de sus heridas. Son muchas las
muertes, lógico es un ciclo natural de la vida, el problema está en la forma de
defunción, por ello como homenaje y crítica a todos los héroes,
propongo que el color rojo al inicio y con el doble de proporción que los otros
dos (amarillo y azul) que poco a poco se acaban o se esconden para beneficios
de unos cuantos.
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